Entramos al Iné a Paris luego de atravesar galerías bollywoodenses con menus hindúes y salones de peluquería afro en un clash Bombay-Dakar típicas del distrito 10 de Paris.
El Barrio de la Calle Enghien: Una Fea Molona
No en vano es el barrio favorito de Jean Paul Gaultier, cuyas oficinas están a escasas cuadras. El barrio de la calle Enghien forma parte de una de las más eclécticas zonas de París, entre teatros, bares, restaurantes muy hype y una escena joven que rompe el mito que para atraer acólitos hay que estar en barrios instagramables. Este barrio es una fea molona, si se puede decir de alguna manera.
En medio de estas calles llenas de paradojas y contrastes, la franco-japonesa Sarah Ueta recrea en Iné a Paris, el nuevo bar de bentos, una atmósfera entre minimalismo zen japonés y ese toque atemporal parisino tan cool que hace que apenas instalados, el stress desaparezca.
Una extraña calma cinemática se instala: tras la barra dos japonesas, imperturbables, cortando y picando verduras para los bentos, ya no estamos más en París sino en una peli de esas japonesas donde todo va en slow motion. Para aquellos que no somos millenials, este lugar pudo bien haber sido parte del mítico y desaparecido concept store Colette, trayendo consigo cierta nostalgia a algo aún reciente.
Y no es para menos, Sarah cambió su anterior carrera como relacionista pública en el mundo de la moda en la prestigiosa agencia parisina Lucien Pagès (Sacai, Jacquemus, Paco Rabanne, Coperni, Courrèges entre otros) para dedicarse a este proyecto mucho más personal y se se lo agradecemos con creces. Vaya que el minimalismo “zen» tan japonés hace maravillas en el día más liado: decidimos ir a Iné antes de continuar hacia el aeropuerto.
Ine a Paris: La sesión anti-stress
La sesión anti-stress viene incluída en los insuperables EUR 17 que cuestan cada uno: Los hay en 3 opciones: clásico con carne de cerdo y res, con bacalao y la versión vegana tofu y champignon – En acompañamiento tenemos un auténtico jardín nipón: arroz con edamame, kinpira de zanahorias, ensalada de calabaza, berenjenas en salsa miso, calabacín al horno y col roja marinada.
Y como la amabilidad no sólo es con el medio ambiente: Nada de jarras de agua dura, Sarah nos recibe con un refrescante matcha glacé que es un masaje a los sentidos. Es posible pasar de agitación visual y sonora a un estado de jardín japonés interior?
Totalmente y estos bentos ademas de reconfortar, hacen viajar el paladar con unos juegos de texturas discretamente contrastadas y unas combinaciones de sabores armoniosas y sorprendentes a la vez. Y es que así es la personalidad de Sarah, quien sin decir mucho, cuenta una historia personal de comfort-food japonesa ideal para la jungla urbana que a veces suele ser Paris en los 2020s.
Una Visión Moderna del Arroz: Tradición y Chic a Precio Accesible
Una visión moderna que respeta la tradición, teniendo al arroz como ingrediente estrella sin artificios y a precio más que accesible, el colmo del chic. Hay tradición milenaria en el arroz y alivio inmediato a toda tribulación de nuestro hiperactivo siglo XXI. El cheesecake casero de matcha cortado al momento (5.50 EUR) como cuando un amigo te recibe en casa a cenar, nos demuestra que el umami también puede ser un estado de ánimo indescriptible y placentero. Hay felicidad en el arroz. Y es innata, que es lo que significa “iné” en francés.
Iné a Paris
https://www.ineaparis.com/
Menus entre 21-25 EUR, bentos entre 16.50 – 17.50 EUR,
postres 5.50 EUR. Todos los precios -1 EUR en take-away.
